Retazos de una vida real… o imaginada

Marisa de Hita

Te gustará este libro porque…

«Leer y escribir. Afortunado aquel que pueda conjugar estos verbos con frecuencia, porque no conocerá jamás el aburrimiento o el tedio. Estoy convencida de lo anteriormente expuesto, porque lo he vivido. Desde niña, la lectura ha sido una de mis pasiones: siempre leyendo, releyendo a los clásicos (Steinbeck, Cortázar, Flaubert…), renovando suscripciones en la colección Un libro al mes, de la ONCE; devorando libros, quizás compulsivamente. Escribir ya es mucho más complicado. Aquí influyen factores de diversa índole, no siempre favorable al pobre mortal que desea decir algo que llegue al alma del otro. Si alguno de estos retazos, ráfagas, recuerdos o estampas imaginarias han llegado a entretener, hacer sonreír o conmover a alguien, me doy por satisfecha. Sé que este mundo de vídeos y de redes sociales, donde todo entra por los ojos, no es muy proclive a este tipo de comunicación, donde hay que mirar adentro de uno mismo e imaginar. Pero, quién sabe, sigamos confiando». MARISA DE HITA

ISBN: 978-84-12750-59-1
GÉNERO: Narrativa
ENCUADERNACIÓN: Tapa blanda
TAMAÑO: 15 x 21 cm
PÁGINAS: 88

Puedes comprarlo en…

Marisa de Hita

Nació en Madrid, en un septiembre de mediados del siglo XX. Recuerda su infancia como una etapa feliz, juegos y risas, mucho sol y padres amantísimos. Su escolarización en el Colegio de la ONCE fue tardía, a los nueve años de edad, pues hubo que priorizar las visitas a las consultas oftalmológicas, en Madrid y en Barcelona. Gracias a esa familia ejemplar, y a la ONCE, institución única en el mundo, facilitadora de la integración social y laboral de sus afiliados, le resultó nada traumática la adaptación a sus circunstancias sobrevenidas de problemas visuales y, más tarde, falta de visión. Como unas décadas más tarde, dirá su nieto Héctor, con solo seis años de edad: «La abuela Marisa ve directamente con el cerebro». Cuando a los dieciocho años salió del internado, cursó Geografía e Historia en la UNED, además de titularse en Francés e Inglés en la Escuela Central de Idiomas. Contrajo matrimonio con un hombre inteligente y bueno, y tuvo dos hijos maravillosos. Ahora, ya jubilada, después de trabajar cuarenta y cinco años —los primeros veinticinco en la Asamblea Suprema de Cruz Roja Española, y el resto, como jefe administrativo, en diferentes dependencias de la ONCE—, pasa sus días entre Madrid y El Casar, de Guadalajara, apaciblemente, dedicada a las actividades que siempre han sido sus favoritas: largos paseos con su perro, asistencia semanal a un taller de literatura, piano, libros, cuidado de las plantas en el pequeño jardín, natación y gimnasia. ¿Sus ideales? Los de los antiguos griegos: «Aulas y gimnasio».